¿Quién cuida al cuidador? Envejecer con discapacidad, el gran desafío invisible

FASE Fundación se hace eco del estudio de Balance Sociosanitario y refuerza su compromiso con las familias que conviven con la discapacidad y la soledad no deseada en la vejez.-
6 de agosto de 2025 por
La discapacidad no termina con la infancia ni con la edad adulta. La discapacidad envejece. Y con ella, también envejecen las familias que la sostienen.

Este es el contundente mensaje que lanza el estudio Desafíos en el envejecimiento de las personas con discapacidad, publicado recientemente por Balance Sociosanitario, en el que se ponen sobre la mesa las consecuencias sociales, emocionales y sanitarias del aumento de la esperanza de vida entre las personas con discapacidad.

Desde FASE Fundación, compartimos plenamente esta preocupación y nos sumamos a la reflexión, convencidos de que no solo hay que atender a las personas con discapacidad durante su desarrollo, sino también acompañarlas —y acompañar a sus familias— cuando llegan a edades avanzadas.

Leer el informe completo

Un envejecimiento prematuro y desigual

Tal y como señala el estudio, en casos como el de la parálisis cerebral, los signos de envejecimiento comienzan antes de los 40 años. En otros casos, como la discapacidad intelectual, los efectos del paso del tiempo se confunden fácilmente con la propia condición, lo que dificulta diagnósticos precoces o adecuados.

El resultado es claro: muchas personas con discapacidad llegan a la vejez sin los apoyos adecuados, sin estructuras familiares preparadas y sin una red de cuidados lo suficientemente fuerte como para evitar el aislamiento o el deterioro cognitivo.


Cuando la discapacidad y la soledad se cruzan

En FASE Fundación llevamos años trabajando con familias que viven esta realidad de forma silenciosa. En muchas ocasiones, el entorno familiar se va reduciendo, los progenitores se hacen mayores o fallecen, y las personas con discapacidad quedan solas o en situación de dependencia extrema.

Por eso, una de nuestras líneas de acción más recientes —y más urgentes— ha sido abordar el problema desde un enfoque integral: discapacidad y soledad no deseada.

Gracias a la firma de un contrato con la Mancomunidad de Pantueña, hemos podido impulsar programas de acompañamiento emocional, seguimiento personalizado y actividades en red que buscan mantener activos, conectados y cuidados a quienes más lo necesitan.


El futuro exige nuevas respuestas

La lectura del estudio de Balance Sociosanitario refuerza la necesidad de construir soluciones innovadoras y sostenibles. El modelo residencial tradicional, las ayudas puntuales o las redes informales de cuidado no bastan.

Hay que pensar en vivienda comunitaria adaptada, en apoyos profesionales continuos, en salud emocional, en accesibilidad real, en formación para las familias y en políticas públicas que anticipen, no solo que reaccionen.


Una responsabilidad compartida

Desde FASE Fundación creemos que la respuesta debe ser colectiva. Necesitamos que la discapacidad y la vejez dejen de ser temas silenciados, y que se integren en la conversación social con naturalidad, dignidad y sentido de justicia.

Agradecemos y compartimos el trabajo de divulgación que realiza Balance Sociosanitario y animamos a otras instituciones, asociaciones y administraciones a sumarse a esta tarea.

Porque solo con una mirada comprometida podremos garantizar a las personas con discapacidad mayores una vida plena, activa y acompañada.

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