María San Gil: valentía, memoria y familia frente a la indiferencia

Una conversación sin concesiones sobre ETA, el relato de las víctimas, la educación de los jóvenes y la necesidad de reforzar la familia como pilar de la sociedad.
21 de noviembre de 2025 por
FASE Fundación

FASE Fundación acogió una intervención de María San Gil que fue, a la vez, testimonio personal y llamada a la responsabilidad cívica. Con un tono directo, San Gil defendió la memoria de las víctimas del terrorismo, alertó del “blanqueamiento” del relato y subrayó que el miedo y la indiferencia rompen comunidades. Reclamó pedagogía para los jóvenes, justicia efectiva y políticas que fortalezcan la familia. El público siguió su intervención con atención y un coloquio vivo que abordó preguntas de fondo.

"María es, ante todo, una mujer valiente: no la valentía del discurso que todo lo aguanta, sino la de la vida real, la que nace de no ceder al miedo, no abandonar las convicciones y no dejarse atrapar por el cinismo. Por su compromiso con la libertad y la dignidad de la persona, es un referente moral y cívico en España." 
Alberto San Juan

San Gil enmarcó su experiencia en los años de plomo: anormalidad cotidiana en el País Vasco, escoltas, bombas, silencios incómodos y la presión que empujó a miles de familias a marcharse. Reivindicó la figura de Gregorio Ordóñez como ejemplo de liderazgo valiente y recomendó difundir el documental Esto es una historia real, de Iñaki Arteta, para despertar conciencias y no olvidar a las víctimas.

"La familia es el pilar que sostiene a una sociedad. En las crisis lo hemos visto: red de protección, escuela de afectos y de virtudes. Hemos de poner en valor la maternidad y la paternidad, apoyar con políticas reales y no tragarnos mentiras que enfrentan vida familiar y profesional." 
María San Gil

La ponente insistió en que no se puede “pasar página” sin verdad, justicia ni deslegitimación del proyecto que justificó el terror. Atribuyó a la sociedad civil el deber de reaccionar con firmeza democrática, asociarse y hacerse oír. “No basta con indignarse viendo el informativo: hay que organizarse y dar la cara”, resumió.

Sobre los jóvenes, defendió una estrategia educativa clara: llevar testimonios de víctimas a los centros, provocar preguntas en casa y promover trabajos creativos que fijen aprendizajes (ensayos, vídeos, proyectos artísticos). El objetivo: que conozcan la historia reciente y distingan sin equidistancias entre víctimas y verdugos.

"No quiero que un día mi nieto me pregunte por qué heredó una democracia debilitada. Cuidemos lo que tenemos, defendamos los valores que nos han sostenido y no nos callemos. Cada uno, en su ámbito, tiene responsabilidad y capacidad de influir para bien."
María San Gil

San Gil dedicó un bloque a la familia como red primaria de cuidado, escuela de virtudes y verdadero contrapeso frente a la soledad y la manipulación ideológica. Planteó, desde su perspectiva, que la maternidad y la paternidad requieren reconocimiento social y apoyos reales, y que las políticas públicas deben reforzar ese núcleo.

El coloquio abordó, además, el papel de la Iglesia vasca, la responsabilidad del nacionalismo institucional en el ecosistema que permitió el terror y el riesgo de que, sin un relato veraz, ciertos patrones se repitan. La conclusión fue nítida: memoria, justicia y educación son innegociables si queremos una sociedad libre y cohesionada.

Desde FASE Fundación damos las gracias a María San Gil por su claridad, su testimonio y su valentía. Su intervención anima a seguir trabajando por la memoria de las víctimas, la educación de los jóvenes y el fortalecimiento de las familias. Contar con su voz en nuestra casa es, para nosotros, un impulso para perseverar en nuestra misión.

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