Compartir en:

05 julio, 2023

Claves para organizar las vacaciones de verano sin recurrir a las pantallas

Con el curso escolar finalizado, muchos padres y madres con hijos pequeños se enfrentan a la temida pregunta: ¿y ahora qué hacemos con ellos en casa? Con casi 2 meses de vacaciones delante, un calor asfixiante y el cansancio acumulado, soltamos sin pensarlo un escueto: “sobrevivir hasta que nos vayamos de vacaciones”.

En un hogar con dos progenitores empleados, sobrevivir en julio no significa otra cosa que tirar de abuelos, campamentos, amigos, vecinos o jornadas intensivas de piscina. También supone solicitar más días de teletrabajo -si se puede-, realizar ejercicios de respiración, crecer en paciencia y no olvidarse nunca del sentido del humor, que tanto bien hace en momentos de crisis.

Ahora las familias con hijos nativos digitales cuentan con las llamadas “niñeras digitales”, que no son otra cosa que los smartphones y las tablets. Estos dispositivos nos prometen una ayuda extra en el cuidado de los hijos ya que están disponibles las 24h del día para ofrecerles horas y horas de entretenimiento sin que se muevan del salón. 

La tentación está ahí y muchas veces necesitamos recurrir a ellos para poder “sobrevivir” en momentos puntuales del día, como hacer la comida sin que acabemos todos en urgencias o lograr mandar 3 emails seguidos sin que tres niñas repitan al unísono y en bucle eso de “¿cuándo bajamos a la piscina, mamá? Nos ahorran mucha turra, sí…

Sabemos por experiencia propia que el consumo de dispositivos tecnológicos sin limites pasa factura a nuestra salud física y mental, pero también nos cuesta sacar nuestro lado más creativo para reciclar a diario alternativas de ocio veraniegas 3B: buenas, bonitas y baratas.

Porque si lo pensamos bien, de los 24 horas del día, son solo 8 horas las que nuestros hijos dedican al sueño (ojalá). Las 16 restantes están ahí y hay que rellenarlas con “quehaceres” sin recurrir constantemente a las pantallas. 

El gran reto del verano para muchos padres y madres no está en llegar fit a la playa o conseguir un bronceado amelocotonado. El gran reto parental está en saber encajar cual tetris esas dieciséis horas dentro de una rutina veraniega offline que les mantenga entretenidos y a nosotros nos de paz y orden mental. 

Con la experiencia de ocho años de veranos trabajando desde casa con 4 niños, muchos consejos pedidos a madres de universitarios y miles de post guardados de influencers que se les da de miedo la educación de los hijos, me atrevo a compartir una lista de 5 puntos que me han resultado claves a la hora de hacer malabares en verano:

  1. Empezar con hacer reunión de equipo: si la familia es la mejor empresa, los padres somos los dos CEOS de esta. Esto supone que hay que “bloquear” agendas y reunirse en un espacio para hacer puesta en común del estado de la situación. Y si es posible a solas sin los hijos, muchísimo mejor (una pequeña escapada de dos horas a un restaurante con menú del día es más que suficiente). Si buscamos este espacio de conversación, podemos contar cómo nos encontramos vitalmente cada uno y hacer un análisis DAFO del verano (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades). Así sabremos qué escenario tenemos por delante sin falsas expectativas y conocemos de primera mano qué podemos esperar el uno del otro (y encima disfrutamos de una comida solos).
  2. Los uniformes y material escolar mejor lo primero: en julio tenemos reciente las tallas que se nos han quedado pequeñas, los babis nuevos que hay que comprar porque han regresado destrozados y, encima, los precios de los materiales escolares son más baratos. Todo son ventajas para adelantar “la vuelta al cole”. Podemos dedicar esas mañanas de crisis que no sabemos qué hacer con los niños en hacer una o varias escapadas “fresquitas” al centro comercial para dejar listo todo lo de septiembre.
  3. Un paseo mañanero a primera hora: los niños necesitan moverse, sobre todo en verano. Podemos aprovechar que se levantan temprano para dar un paseo después de desayunar. No solo les ayuda a liberar la energía mañanera sino que es el momento ideal para disfrutar de un plan “fresquito” que no sea solo la piscina y aprovecharlo para dedicarles nuestra atención y hablar con ellos de sus cosas. ¡Los 20 minutos para ir a comprar dan para muchas conversaciones!
  4. Mientras tu teletrabajas, ellos se distraen: aprovechando que la capacidad de concentración de un niño pequeño no dura más de 20 minutos, podemos repartir la hora en tres franjas: 20 minutos de manualidades (pintar, plastilina, etc), 20 minutos de lectura/cuadernillos de verano y 20 minutos de juegos libre. Si pensamos en espacios de “micro-tiempos”, logramos que se distraigan respetando su capacidad de concentración.
  5. Nuevos encargos veraniegos: estos se asignan en función de la edad de cada uno, pero todos tenemos un encargo en verano. Desde tirar el pañal a la basura el que tiene 3 años, hasta recoger la mesa el de 5 o poner el friegaplatos el de 7 años. También podemos hacer que el mayor se encargue de un pequeño, que el mediano se encargue de colgar los bañadores mojados en el tenderete o que haya otro que seleccione la peli que guste a todos para ver después de comer. La idea es enseñarles a asumir una nueva responsabilidad veraniega que haga la vida más agradable a los demás. ¡Divide y vencerás!

Te invito a que montes tu rutina familiar veraniega contando con estas 5 ideas para que pases de “sobrevivir” al  “vivir” y “disfrutar” felizmente del verano, que de eso se trata.

Artículo escrito por Rocío García de Leániz, responsable de Escuela de Padres de Empantallados y coautora del libro Empantallados: Cómo educar con éxito a tus hijos en un mundo lleno de pantallas.