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16 enero, 2024
¿Propósitos u objetivos de año nuevo?
Enero. Acabamos de dar carpetazo al 2023 y, como quien espera en la puerta de unos grandes almacenes a que empiecen las rebajas, empieza la avalancha de propósitos y buenas ideas para el año que estrenamos. Vemos cómo las redes sociales y los medios de comunicación se inundan con mensajes sobre propósitos a cumplir para el año que comienza. Y así, sin siquiera comprobar la lista de tareas pendientes del año pasado, da comienzo el bombardeo de propósitos para el nuevo año.
Seguramente, cuando empezó el año pasado, tú también te habías propuesto hacer más ejercicio o ir al gimnasio, aprender a tocar un nuevo instrumento musical, mejorar tus destrezas en un idioma, vivir de manera más saludable, resolver esos cafés pendientes con aquellas personas que, como tú, nunca tienen tiempo para quedar… O quizá, entre tus propósitos de aquel nuevo año estaba viajar más, pasar más tiempo en familia, con amigos o en pareja, o quizás ahorrar… Y es que, cada inicio de año, son cuantiosas las buenas ideas que se nos pasan por la mente. Sin embargo, el problema es que, en muchas ocasiones, son solo eso: buenas ideas y propósitos.
Con un poco de suerte, conseguimos reciclar algunos propósitos y nos los volvemos a plantear para el año siguiente
Cada año cuando, llegado el mes de diciembre, vemos todos los propósitos incumplidos y nos damos cuenta de la irreversibilidad de la situación, intentamos buscar una justificación para auto-compadecernos de nosotros mismos y no desanimarnos demasiado. Con un poco de suerte, conseguimos reciclar algunos propósitos y nos los volvemos a plantear para el año siguiente. ¡Y volvemos a empezar!
No te preocupes. La responsabilidad del incumplimiento siempre intentamos encontrarla fuera. Somos capaces de encontrar una excusa para justificar por qué no pudimos materializar ese propósito de inicio de año: me liaron, no me apoyaron, no tuve recursos suficientes, no conseguí tiempo, etc. Pero… ¿el problema no será que siempre nos empeñamos en plantearnos propósitos en vez de fijarnos objetivos o metas? Te explico por qué.
Del objetivo a la acción, del propósito… al propósito reciclado
¿Te imaginas una organización que en lugar de objetivos se fijase propósitos? Piensa en una empresa que se propone alcanzar un beneficio determinado pero que si no lo alcanza no pasa nada, porque es solo un propósito. O una ONG que al tratar de conseguir más benefactores y colaboradores no se fija una meta cuantitativa ¿si consigue uno más ya ha cumplido su propósito? O un atleta de competición que no se pone una meta temporal para mejorar su rendimiento…
No, no es lo mismo proponerse que decidirse a hacer, tener la intención de conseguirlo, buscar la manera y los medios para alcanzarlo y comprometerse a hacerlo, es decir, tener un objetivo
No, no es lo mismo proponerse que decidirse a hacer, tener la intención de conseguirlo, buscar la manera y los medios para alcanzarlo y comprometerse a hacerlo, es decir, tener un objetivo. Esto lo saben muy bien las organizaciones y lo podemos aplicar también en nuestro ámbito personal. Un propósito nos recuerda más a un deseo, algo que nos gustaría conseguir. En cambio, un objetivo, lleva implícita una intención y nos obliga a tener un plan.
Cuando nos fijamos un objetivo, analizamos la situación de partida, es decir, todo lo que nos afecta positiva y negativamente para poder alcanzar la meta que nos proponemos, tanto desde un punto de vista intrínseco (nuestras fortalezas y debilidades) como extrínseco (las potencialidades positivas y negativas que tenemos en el entorno que nos rodea y que condicionarán la consecución de nuestro objetivo). Antes de plantearnos un propósito/objetivo para el año nuevo ¿sabemos en qué situación real nos lo estamos planteando? ¿O nos dejamos llevar por ideas y deseos? ¿De qué situación partimos? A veces, nos limitamos a elaborar una lista poco fundamentada en análisis alguno y nos dejamos llevar por propósitos y deseos.
Por otra parte, nuestros propósitos, nada tienen que ver con esos objetivos que como bien sabemos deben cumplir la conocida regla SMART: específicos, medibles, alcanzables, realistas y acotados en el tiempo. ¿Tus propósitos para el 2023 eran realmente así? ¿Tenías objetivos claros o simplemente propósitos?
Y después ¿qué?… ¿Cómo vas a conseguir esos objetivos de año nuevo que te propones? ¿Cuál es la estrategia que vas a seguir para alcanzarlos y tener los resultados que esperas? ¿Qué acciones concretas vas a realizar? ¿Tienes un plan? Piensa en cómo puedes llegar a realizarlos, pero, no te olvides de que para evitar que el próximo año estemos otra vez en la misma situación es recomendable que revises tus logros y tomes las medidas necesarias para que lo que no hayas alcanzado la próxima vez sea posible alcanzarlo.
Entonces… ahora sí… ¿Ya tienes objetivos para el año nuevo?